Un poco más acerca de mi…

El haber escrito estas lineas y atreverme a compartirlas no ha sido fácil, pues no suelo hablar de estas etapas de mi pasado, la mayoría de las personas que me conoce recientemente, se hace una idea de mi, o de quien creen que soy, solo ven la superficie a lo que me dedico.

El objetivo es solo compartir quien soy un poco más sinceramente y compartir lo que a mi me ha ayudado a salir adelante de aquella vida que llevé antes de decidirme por tomar un camino para poder ser una mejor persona.

También estoy comprendiendo de donde surge esta necesidad por compartir las siguientes lineas de la forma en la que lo hago y el mensaje que estoy tratando de compartir.

Recuerdo una ocación muy puntual en que tuve oportunidad de hablar ante un púbico bastante grande, en la ceremonia de inicio de cursos, el primer día de clases, recién entrando a tercero de secundaría. Justo unos instantes antes de tomar el micrófono y dirigir unas palabras acerca de los peligros verdaderos del alcohol en los adolescentes debido a un evento muy fuerte por el que acababa de pasar.

No pude hablar, me congelé y no pude compartir el mensaje que yo sentía tan importante transmitir.

Me ganó la sensación de que iba a ser juzgado, criticado o que era una ridiculez lo que estaba a punto de hacer.

Decidí esconder ese suceso bajo la alfombra del olvido, pero desde hace poco más de un año volvió ese recuerdo a mi, volvió no solo como una memoria, sino con la incomodidad de que nunca me atreví a compartir lo que yo sabía que tenía que hacer y no lo hice.

Volvió a pedirme cuentas y la sensación tan incomoda de no haberlo hecho no me deja en paz, por eso, he decidido compartir estas lineas.

Estudie administración de empresas pero ahora me queda claro no era mi camino de vida, aunque me haya tardado muchos años en darme cuenta.

Cuando había entendido más o menos por donde iba mi camino, fue cuando me decidí por estudiar cosas más de acuerdo a mis inquietudes y perfil como: Yoga, Acupuntura, Sound Healing, Astrología y Qigong, etc. Pero son solo títulos y eso no me vuelve ni más listo o sabio, son conocimientos que si no se llevan a la práctica de nada sirven.

El objetivo de este texto no es querer convencer a nadie de que soy alguien espiritual, de hecho la palabra o el termino ser alguien espiritual no me gusta, es muy abstracto, esta de moda y decir “soy espiritual” ya sea para vender más o hacer pensar a las personas que soy especial y por eso deban buscarme realizar una terapia conmigo, tampoco es la idea. Es solo por el hecho de compartir y tal vez justificar para conmigo mismo que de cierta forma lo estoy por fin compartiendo.

El leer mi propio relato me ha ayudado a recordar y reconocer que desde niño he tenido una buscada personal y un anhelo de conocer a Dios, o entenderlo y la verdad es que no se como decirlo exactamente.

Cuando terminé la universidad tenía claro que me quería dar un tiempo para encontrarme conmigo mismo. Y sin ser consciente de ello, y mi búsqueda por encontrar a Dios y poder entender a que dedicarme, sabía que el mundo de los negocios, el hacer dinero por hacer dinero, el presumir vienes materiales o logros académicos no me llamaba la atención.

De hecho renegué por muchos años los títulos académicos y la presunción material, incluso me sentía culpable por tener oportunidades que otras personas no tenían.

Al graduarme de la universidad realice un viaje a India y Nepal, después de haber visto un documental sobre el rio Ganges, en el que salían unos Sadhus (ascetas hindus) fumando cantidades exorbitantes de Ganga (marihuana) como su forma de ritual para conectarse con Dios, dije: ¡eso es para mi!

Después de un mes de hacer un hiking por Nepal me fui a Gangotri, un pequeño pueblo de al norte de la India a orillas del Río Ganges, a tan solo 20 kms del glaciar de cual nace el río.

Ahí conocí a Kebbarth Baba quien fungió como mi guía espiritual durante mi estancia en Gangotri, y con quien me la pasé fumando lo que nunca había fumado de Ganga en mi vida. Y no fue el guía espiritual que podrías pensar, el hombre santo, sabio y humilde que nos ponen en las películas.

No, Kebbarth Baba era un hombre de unos cuarenta y tantos años que a mi parecer había dejado atrás su vida mundana, para irse a Gangotri. El no hablaba ingles y yo no hablaba hindi, pero de una u otra forma nos lográbamos entender.

Lo conocí una mañana sentado en el piso junto a un grupo de unos doce hombres y una mujer. Eran un grupo de babas (personas religiosas) tomando los primeros rayos del Sol para entrar en calor.

Gangotri esta a una altitud de 3,415 metros sobre el nivel del mar y estábamos a finales de septiembre del 2007 por lo que ya hacia bastante frío.

Me pidió que les comprara un chai a cada uno de ellos y lo hice gustosamente, pues venía de despedirme de una de las mujeres más hermosas, no solo físicamente sino espiritualmente que había conocido, entonces me sentía en las nubes y que todo era perfecto.

Nos tomamos un chai y él se sentó conmigo a la mesa y a partir de ese momento se volvió mi guía por así decirlo. Usaba una chamarra de plástico negra imitación de cuero, que me parecía un más bien una chamarra de algún rockero de los años ochenta, tenía los ojos rojos por consumir tanto hachís (una resina de la marihuana) y a la vez la parte blanca de sus ojos era muy amarillenta.

Era una persona de un carácter fuerte, bastante necia y podía sacar de sus casillas muy rápido a otros turistas, principalmente recuerdo a un grupo de españolas y a una francesa que me preguntaban cómo era posible que estuviera con él y le tuviera paciencia, pero precisamente eso fue justo, algo de lo que me tocaba aprender con él, la paciencia y poder ver en él a un verdadero maestro que sin lecciones teóricas, lecturas o habladurías espirituales me permitió ver y reconocer parte de mi propia oscuridad.

Después de tomar chai el Baba me tomó como su chela (discípulo) y me presentó ante los dioses del Ganges de una manera más formal, me hizo una pequeña iniciación ante su altar, frente a imágenes de sus dioses y me dejo sentado un rato contemplando el altar, después de habernos fumado un porro.

Me gustó la idea de encontrarme con Dios de formas menos ortodoxas y más rebeldes o cool a lo que había aprendido en casa, principalmente con la religión católica.

De hecho tenía una aberración con cualquier sistema Judeocristiano, asistí a tres escuelas católicas, en donde sentía que me cortaban toda inspiración o conexión con Dios como yo buscaba entenderlo. Ahora entiendo que mi forma de hacerlo, ha sido más salvaje y menos ortodoxa.

Recuerdo que a los siete años, una vez asistí con mi familia a misa en una pequeña iglesia de un pueblo, en un viaje familiar y sin que nadie se diera cuenta me formé en la fila de las personas que iban a comulgar y por primera vez en mi vida iba a recibir el cuerpo De Dios.

Pensaba que iba a sentir algo maravilloso, ver luces, colores, incluso tal vez me volvería más fuerte, o ganaría altura, o algo en mi notablemente cambiaría, pero no sucedió absolutamente nada de eso y el realidad no sentí nada.

Mi papá se dió cuenta y me llamó la atención por no haberme preparado para tener mi primera comunión, ni confesado antes de haber comulgado. No fue duró conmigo, pero me explicaba que para recibir a Jesús uno tenía que recibir preparación antes, así que me metieron a clases de catecismo. Y lo que puedo decir de esas clases es que las llegué a aborrecer.

Todo el tema de la culpa y el pecado, el supuestamente tener que ser bueno para poder ganarme el cielo me caían tan mal, que generó el efecto de vacunarme contra la religión católica, sus dogmas y formas de para mi de manipular a un niño de ocho años.

Pero eso no significaba que dejara de creer en Dios o buscarlo de una manera tal vez oculta incluso de mi mismo, pero siempre fue un tema que llamaba mi atención.

Cuando tenía ventidos años; mi papá de manera inteligente, cuando notó que me estaba comportando demasiado rebelde y renuente con los temas involucrados con la religión, o Dios, me habló sobre un monje budista que había decidido volverse monje, después de haber consumido hongos alucinógenos.

En ese entonces hablar de hongos alucinógenos, no era un tema del que se hablará abiertamente como en la actualidad.

Y eso me hizo interesarme por el budismo y querer conocer a ese monje, pues solo la idea de ponerme un viaje con hongos ya era muy llamativa, ahí si Dios pasaba a segundo plano.

Mi papá tal vez consciente o inconscientemente ha tenido que ver mucho con mi búsqueda De Dios o búsqueda de un camino espiritual. A principios de los años noventa se decidió a estudiar una formación como instructor de Kundalini Yoga y eso sin que yo me diera cuenta tuvo un impacto enorme en mi.

Pusó una de las primeras escuelas de Kundalini yoga en Puebla, contrató maestros de otras disciplinas, se hablaban temas de astrología, extraterrestres, reencarnación y demás temas que me parecían fascinantes, llegaban de visita instructores extranjeros con ropas distintas a las comunes para nosotros en ese entonces, personas a las que yo les veía una especie de halo luminoso, no se si era porque se vestían de blanco o un efecto de la luz, pero me cautivaba el que eran diferentes al resto, exóticos, personas refinadas e interesantes.

No me gusta decir “maestro de Yoga” pues se me hace un titulo que nos queda demasiado grande. En occidente, creemos que por el hecho de tomar una certificación de yoga o algún curso que dure un año nos atrevernos a auto nombrarnos maestros, o Reiki grado master, etc. Sinceramente se me hace más una cuestión de mercadotecnia y de reclutar más seguidores para vender más cursos que una vocación verdadera.

En Japón para que alguien pueda ser llamado Sensei se necesitan al menos veinte años de practica dentro de esa disciplina, para ostentar ese título. ¿Qué nos hace pensar que un curso de unos meses o un año nos da ese derecho?

A los once años mi padre tuvo la súper y grandiosa idea de mandarme a Japón a un viaje que tuve la oportunidad de realizar con mi Sensei de Judo Yoshinori Tameda, se presentó la oportunidad y cuando se lo comenté a mi padre, jamas pensé que fuera a decirme casi inmediatamente: -si vas-

Fue un viaje que me ayudo muchísimo a abrir mis horizontes, a aprender a estar solo, pues ese viaje con mi Sensei y un grupo de personas de la Ciudad de México a quienes nunca había visto antes, me ayudo y me abrió los ojos a una formas muy distintas de vivir y de buscar a Dios.

Estuvimos principalmente en Tenri, un pequeño pueblo de donde era mi Sensei, en donde se practicaba la Religión o mejor dicho la enseñanza Tenrikyo.

Fuimos en la temporada en que se realizaban de las festividades del pueblo en el verano de 1992.

Recuerdo el olor a tierra mojada por ser temporada de lluvias, el olor de la madera mojada en los templos, los cuales en el altar principal no contaban con un techo o protección del cielo y en donde la lluvia podia entrar y caer sobre las ofrendas, comida, incienso, flores.

Eso llamó mucho mi atención y recuerdo que me dijeron que era porque así La Diosa y El Dios podían entrar realmente al templo, eran para ellos esas ofrendas. Se manifestaban a través de la lluvia, del viento y los elementos en general, y no tenía sentido que estuvieran cubiertos de los dioses, al contrario así los dioses podían entrar y salir cuando ellos quisieran.

Recuerdo que en ese templo era en donde más tiempo pasaba cuando teníamos tiempo libre, solía tomar una bicicleta de la casa de huéspedes que los papás de mi Sensei tenían y me iba al templo un rato para poder estar yo solo sin las prisas y ruidos molestos de las personas del grupo de México y después me iba a una especie de bazar a comprar recuerditos.

De vuelta el relato de la India; cuando estaba con el el Baba llegué a fumar tanta marihuana que sentía que el cerebro se me derretiría.

Dos días antes de conocer al baba, me puse a buscar una cueva en esa zona y pude encontrar un pequeño hueco en unas piedras que más que cueva era un agujero entre las piedras, pero tenía un techo y dos secciones que lo hacía parecer una cueva y así le decía yo. “Mi cueva” con mucho orgullo y cariño. Solo pude pasar solo dos noches ahí, que no fueron muy placenteras que digamos, por el frío principalmente.

No tenía un equipo apto para esas temperaturas, pues según yo con un par de sarapes y un sleeping bag muy delgado sería capaz de soportar todo, pero no fue así. Prácticamente no pude dormir; 1 por el frío y 2 por que intenté hacer una fogata con leña húmeda en un espacio muy pequeño y el humo no me dejaba respirar, me irritaba los ojos, me la pasé llorando y cuando por fin logré hacer que la leña encendiera, el calor del fuego era muy fuerte para un espacio tan pequeño que me tenía que alejar del fuego y estar en el frío.

Así que como sobreviviente realmente mis habilidades no eran nada buenas, pues mis métodos eran muy poco prácticos y más que ayudarme me perjudicaban.

Busqué mi cueva porque era una necesidad muy fuerte que tal vez venía de mi mente y querer decirle a las personas -dormí en una cueva en los Himalayas!-

Pero también porque era una necesidad muy profunda que nacía desde el interior de mi pecho. No se si de una vida pasada, o solo mi locura.

Y por una parte también la sensación de poder tener un contacto más profundo con Dios o encontrar algo que me conectara con la divinidad que también reconozco ahora como una necesidad personal de poder estar en contacto con esa energía suprema que comprendí que se encuentra en la naturaleza, con ese viaje que hice años atrás a Japón.

También por la rebeldía que tenía ante las imposiciones tanto religiosas en que era necesaria la intervención de un sacerdote que fungiera como puente para poder conectar con Dios.

Y en general todo lo que representaba la religión con la que crecí, que yo sentía falsa, enfrascada en una falsa perfección e hipocresía, en la que mi forma de ser y carácter de acuerdo a los estándares de conducta y comportamiento de las escuelas católicas a las que asistí, era un muchacho desubicado, un rebelde sin solución, un inadaptado social y alguien de quien los padres de familia tenían que cuidar a sus hijos porque yo era una mala influencia para sus pequeños.

Y la verdad es que !si! yo no era la mejor de las influencia para sus hijos.

Estaba enojado con ese sistema en el que no encajaba, no encajaban ni mi forma de pensar, de ser, de comportarme o de pensar.

Fui un niño muy inquieto a quien los profesores tenían que constantemente estar llamándole la atención o en los cursos de verano a los que llegué a ir, en los que me sentía más en una prisión que en un curso de verano, no me dejaban hacer nada que para mi era divertido como subirme a un borrego o subirme a un árbol.

Todo era peligroso y lo que a mi me gustaba hacer no se debía hacer, me sentía como si me tuvieran encadenado a una bola de metal atada al pie como las que usaban los presos anteriormente.

Estaba muy enojado y por ese enojo sin entender de donde provenía o que era parte de que lo provocaba, estuve toda mi vida en un sistema en el que se me obligaba a encajar en algo en lo que simplemente mi espíritu o una parte de mi no entendía, pero tenía que o si encajar.

Para que me permitieran asistir a dos escuelas a mi mamá le decían que la condición era: tomar doble ración de Ritalin porque una pastilla no era suficiente, jarabes naturales para calmarme y a los 9 años ya tenía que tomar una pastilla para el ardor estomacal por las pastillas que un psiquiatra me recetó.

Doparme era la forma más fácil de hacerme encajar en un sistema incoherente para mi y creo que actualmente para muchas personas.

Según yo, abordé ese avión a la India en busca de respuestas para mi vida y creyendo que estaba listo para saber dirigir mi propia vida.

Esta vez lo haría a mi forma; fumando toda la mota que quisiera y buscando a dioses hindus y deidades de los Himalayas a mi antojo. Con lo que más tarde entendí que siendo un occidental era mejor no meterme con esas energías sin entender como opera la energía que cada unos que ellos representa, y en verdad puedo decir que los llegué a querer mucho, pero no entendía muchas cosas, no los conocía y eso provocó que me sucedieran cosas fuertes más adelante en mi viaje, tanto a nivel psicológico como fisicamente.

Como mencionaba Carl Jung: es muy peligroso para la psique de un occidental, de pronto querer adoptar filosofías, religiones y creencias de un sistema muy distinto en el que crecimos; puede tener consecuencias desastrosas para la mente de una persona que nunca ha realmente profundizado en esas filosofías, no conoce, ni esta preparado para lo que pueden llegar a mover internamente.

Llegué a creer que por haber estado unos días con mi Baba personal, ya me podía considerar un experto en teología hindú lo cual, como mencioné anteriormente, estaba muy equivocado.

Y reconozco que a pesar de ello, tuve experiencias muy bellas y profundas.

Aún recuerdo muy bien la segunda noche que pasé en mi cueva. Después de haber pasado todo el día con el el baba, me dijo que me fuera a dormir, y me dijo que ya no fumara más, que era suficiente por ese día. Pero al llegar a la cueva, me subí a la parte superior, a lo que yo le decía mi azotea, era mi terraza privada con una vista a un cielo repleto de estrellas, sin contaminación luminosa cerca.

Cuando llegué a la cueva y vi el cielo; dije- yo tengo que volver a fumar- al fin que ahora si no había nadie que me dijera que hacer y no hacer.

Llevaba un conmigo un preparado de hachís que me hizo el Baba, pero me había indicado que lo prendiera hasta la mañana siguiente.

Tenía que aprovechar ese cielo repleto de estrellas y el sonido del Rio Ganges de fondo. Fumé un poco y ¡wow! no se que le puso a ese preparado pero pude ver unas imágenes impresionantes, que no eran images estáticas.

Mientras miraba el cielo, las estrellas comenzaron a moverse y formar figuras.

Eran constelaciones, recuerdo muy bien a la constelación de Tauro y a la constelación de Acuario sirviendo agua desde su jarra y de pronto sentí que en otro punto del cielo algo o alguien me miraba, una presencia muy fuerte, era una sensación bastante incomoda y a la vez poderosa, había algo en lo profundo de todas esas estrellas, busqué entre tantas estrellas que era lo que me veía. Tratando de ver más profundo.

Y de pronto vi al Dios Shiva sentado en postura de meditación sobre la piel de su tigre sobre una roca, era inmenso y me miraba o percibía porque en realidad tenía los ojos cerrados. Estaba muy serio, no lo percibía contento, tampoco enojado, pero si me daba la sensación que no estaba muy de acuerdo sobre como estaba viviendo mi vida, al sentir la fuerza y la profundidad de su presencia me sentí muy, pero muy chiquito, vi que su tercer ojo se iba a abrir y solo me llego la idea de que eso no era una cosa positiva y me sentí como una cucaracha a la que podía desintegrar, y si su tercer ojo su abría, entonces no quedaría ni rastro de mi. Entonces preferí irme a dormir, prácticamente arrastrándome hasta la parte interna de mi cueva.

Años más trade me enteré por un libro que si Shiva abre su tercer ojo uno es fulminado de esta existencia, pues su energía es tanta que una persona común y corriente no lo puede soportar. Así que concluyó que una parte de mi lo intuyó y tal vez por eso sigo aquí en este plano escribiendo estas lineas.

Lo que me sucedía con esas conexiones tan profundas por medio de la marihuna es que tenían efectos secundarios, dolor de cabeza, sed, lentitud, tristeza, depresión y después se volvió ansiedad y paranoia, porque según yo, así conectaba realmente con Dios, de esa forma era realmente yo.

Con el ímpetu por encontrarme a Dioses muy poderosos y gloriosos, como lo es el Señor Shiva, que para mi representaba a un Dios muy cool, casi, casi el rock star de los dioses, quien para las Sadhus es al dios a quien veneran. En ese camino espiritual esta permitido el uso de drogas, alcohol, tabaco, etc. Para alcanzar estados alterados de conciencia y conectar con esas energías.

Pero para llegar a ser un Sadhu hay que tener años de preparación, un guía verdadero, abstinencia, mucha meditación, resistencia, disciplina, compromiso y una mente muy, pero muy fuerte, porque muchas personas que lo intentan o se vuelven adictos, se vuelven locos o incluso encuentran la muerte. Pero generalmente cuando se encuentran con la muerte prematuramente no son las personas que eran antes, pues su percepción de realidad se distorsiona y pierden toda lógica, sentido común y coherencia.

Y para mi eso era justo lo que me estaba pasando, me presionaba para según yo alcanzar niveles elevados de conciencia, pero más bien me comenzaba a confundir más cada vez más.

Unos meses antes de poder estar en ese lugar había tenido una experiencia muy poderosa, pero muy peligrosa con peyote y por poco me quedó en el viaje, literalmente loco.

Buscaba entender los misterios del universo y al ver lo que vi y lo que sentí esa noche en el desierto de San Luis Potosi en México, no supe como integrarlo, lo que viví en esa experiencia en el desierto me rebeló situaciones para las que no estaba preparado, que ahora cobran sentido, pero no en ese entonces y con un grado muy alto de inmadurez y soberbia muy grandes de mi parte.

Reconozco que más grande me llegue a convertir en un rebelde en mi búsqueda de Dios a mi manera, a justificar mis comportamientos a esa búsqueda para según yo ser casi, casi su mano derecha o un elegido.

Había perdido el piso y una sana relación con esta realidad material, los velos de este mundo material y el mundo energético, místico, comenzaron a entre mezclarse y empezaba a dejar de comprender bien la realidad. Me volví paranoico, pensaba que me asechaban energías negativas constantemente y en verdad ya no me encontraba nada bien.

Despúes de mi experiencia con en el peyote y antes mi viaje a India y Nepal, tuve la fortuna y bendición de conocer a una abuela medicina que me ayudo como nadie lo había podido hacer, ni psicólogos, ni psiquiatras o terapeutas holísticos.

Solo aquella abuela fue capaz de ponerle un alto a mi locura y ayudarme a centrarme en mi realidad. Dejar el alcohol, la pornografía y la marihuana; aunque la última me costó más trabajo dejarla, yo seguía creyendo que la marihuana no generaba adicción y era muy bondadosa, y por eso la seguía consumiendo.

Un año antes de haber conocido a la abuela, mientras estaba en un viaje por Marruecos, en donde ya estaba con mi búsqueda extremista de Dios, un musulmán surfista, una tarde mientras tomábamos té de menta, de la nada me comentó que Dios le había dicho una noche antes que Dios le dijo que me hablara de sobre Dios y entonces me habló de Allah y me transmitió un poco sobre el Corán, que en ese momento me ayudaron mucho, pues mi ingesta de alcohol ya tenía un tiempo que me estaba provocando bastantes problemas y también mi búsqueda De Dios era una forma de alejarme del alcohol, me sentía desesperado muchísimas veces, muchas noches con una soledad insoportable.

Lo curioso fue que con Arvin (el musulman surfista) la misma noche que él había escuchado a esa voz decirle que me hablara De Dios, yo me sentía con la necesidad de preguntarle sobre Dios, precisamente a él.

Fue un poco extraño el momento en que nos encontrábamos tomando té, los dos teníamos el deseo de expresar nuestro deseo de hablarnos mutuamente sobre Dios, él de hablarme sobre Dios y yo de pedirle que me hablara De Dios.

El siendo musulman y yo catolico rebelde, alcoholico y marihuano. Eso no era algo muy común, pero Arvin fue el valiente que se atrevió a tocar el tema, y cuando lo mencionó y reaccioné con mucho entusiasmo, él se sorprendió por mi reacción tan positiva. Y le conté que yo también le quería pedir precisamente a él que me hablara De Dios. Faltaba poco para que nos abrazáramos de la alegría que sentíamos, pues hoy en día no se encuentra muy fácil con quien hablar sobre esos temas y menos de culturas y religiones distintas.

Recibí por unos días una especie de clases de catecismo por así decirlo en su tienda de surf junto a otros niños pequeños de ese pueblo y verdad me sentía nuevamente como un niño fascinado por las historias que nos contaba dentro del Corán.

Todo anterior me lleva a que curiosamente aun con toda mi rebeldía y renegar de lo que conocía sobre lo Judeocristiano y haber buscado en otras religiones y culturas me encontré o reencontré con Jesús o mejor dicho fue Jesús quien me reencontró a mi en un Ashram al sur de la India.

Sucedió de la siguiente forma:

Todo lo escrito anteriormente es el preámbulo de lo que sucedió para que yo pudiera llegar a comprender un poco más acerca De Dios y aún me encuentro muy límitado para poder entender sus misterios, su amor y poder. Pero hago mi mejor esfuerzo en estas lineas.

Diez años antes de ese viaje a India y Nepal, en el verano del año 1996 falleció un amigo mío literalmente en mis manos.

Se ahogó en un lago y no pude sacarlo del agua, solo sentí como se me resbalaba de la mano izquierda y no lo podía sacar, lo jalaba con todas mis fuerza, incluso de los pelos tratando de sacarlo hacia la superficie pero me fue imposible.

Ese evento me marcó y no supe cómo manejarlo, tan solo tenia dieciséis años.

Traté de destruirme con una ingesta constante de alcohol, poniéndome en peligro constantemente, manejaba ebrio. Cuando andaba en bicicleta o usaba algún cuchillo para cortar algo me accidentaba regularmente, consumía pornografía o mejor dicho la pornografía me consumía a mi. Fumaba mucha marihuana y constantemente tenía y buscaba relaciones con pareja tóxicas y conflictivas.

Unos años antes de ese viaje a India con una con una pareja que tenía, tuvimos un aborto y eso me pegó muy duro.

Para mi ese suceso había sido algo horrible y muy triste, pero para ella fue diferente y fue algo que al final la dejó más tranquila.

Eso me hizo darme que en realidad yo no era un hombre en el que se pudiera confiar, por ver mi incapacidad de poder proveer a mi familia y sin la madurez suficiente como para tener un hijo.

Pero la realidad es que no tenia ni la capacidad de ser un buen padre, ni de saber ser una pareja sana, pues con mi comportamiento infantil e inmaduro y autodestructivo no eran atributos positivos para ser un buen padre. Pude entender eso después de unos años y que en realidad nos hubiéramos provocado mucho sufrimiento mutuamente a y aquel Ser que no llegó a nacer.

Pero independientemente de la lógica a la que pude llegar, en ese momento me hundí aún más en la frustración, el enojo, la depresión y era un aliciente más para seguir el la postura de ser la víctima de todo mundo.

Carecía de la fuerza y determinación para poder dejar las adicciones, tanto a mis propias emociones tóxicas, como a substancias y parejas.

Con el evento en el cual murió mi amigo decidí poner sobre mi mucha culpa, y a la vez fue una manera de querer llamar la atención y provocar la lastima de los demás.

La culpa, el pesar y las ganas de morirme se venían acumulando cada vez más, según yo de esa forma tenía los motivos y justificaciones suficientes para terminar con mi vida, lo que un año antes me había llevado a tratar de suicidarme.

Me metí al mar a nadar muy borracho y en esos momentos pensaba o llego a Cuba, o a Europa nadando o mejor me ahogo.

O si Dios me salva, es porque que tengo que hacer algo trascendental con mi vida y tener un propósito que me hiciera sentir que vivir valdría la pena que yo valía la pena como persona y que no estaba solo, prometí que si salía de ahí cambiaría mi vida para bien.

Ya llevaba bastante de haberme alejado de la orilla, los hoteles comenzaban a verse cada vez más chiquitos cada vez que volteaba a verlos con la esperanza de que alguien fuera por mi, pero no veía a nadie.

A esas alturas ya comenzaba a tragar agua y a hundirme cada vez más seguido, ya empezaba a sentir como el cansancio hacia que me fuera más difícil continuar nadando y le decía a Dios: si no me morí aquella noche en ese lago, entonces ahora si llévame!

No he servido para nada!

Ya por favor, llévame!

No sirvo para nada!

Recuerdo haber estando llorando de desesperación y auto lastima a causa de lo que consideraba un vida miserable, cuando de pronto y sin escuchar nada llegó una lancha de pescadores, se detuvieron y me pasaron un remo para que lo tomara y me sacaron del agua.

Lo primero que pensé, fue - me !salvaste! !Gracias! -

Veré que es lo que tengo que hacer, sentí en ese momento un deseo en mi corazón de realmente hacer algo positivo con mi vida, un cambio o algo tendría que hacer para cumplir esa promesa y de verdad no tenía idea de que haría para cumplir mi promesa.

Los pescadores me preguntaron que era lo que hacia ahí y les dije de forma cómica que estaba entrenando para un triatlón para que no me regañaran, algunos se rieron y otros de manera muy seria me dijeron que era muy peligros hacer eso.

De vuelta al relato de la India, cuando estaba en el Ashram de Sai Baba, con todo lo que hasta ahora he comentado y que se había estado acumulado en mi corazón y se estaba pudriendo, por fin sucedió algo increíble para mí…

Después de diez años de la muerte de mi amigo por primera vez pude llorar su muerte, no la había podido llorarlo sin tener que estar intoxicado con alcohol o culpándome y teniéndome lastima una vez más.

Anteriormente muchas veces lo había hecho para buscar quien se compadeciese de mi y de cierta forma ver que ventaja podía sacar de eso. Tal vez me invitaba alguien un trago, o conseguía tener la atención de alguien o incluso si me iba bien, una muestra de cariño de la lastima que provocaba en alguna mujer que le diera pena mi situación, etc.

La muerte de mi amigo, la perdida de aquel Ser que no nació y un amor reciente que no fue posible, con la persona que mencioné, de la que me acababa de despedir antes de haber conocido al Baba en Gangotri.

La persona a la que había recién conocido, era una mujer deslumbrante y hermosa, que me enseñó a enamorarme de una manera mucho más real y profunda de lo que antes hubiera podido llegar a sentir, o al menos eso pensaba en esos momentos.

Por primera vez en tantos años pude soltar la culpa, el auto destruirme como lo estaba haciendo, soltar toda esa carga, enojo, frustración, ira y confusión.

El dolor de no saber qué hacer con mi vida y sentirme a la deriva.

La impotencia de saber que me estaba auto destruyendo y sentir que no podía parar de hacerlo.

Poder entregarle a Dios a esa persona de quien me enamoré en ese viaje, todo eso fue tan liberador, poder soltar todo el control, todo eso me ayudo a soltar el dolor que me estaba consumiendo por dentro.

Llegué a ese Ashram buscando refugio, tanto espiritual como físico, porque tres días antes me acababa de escapar de un secuestro que viví en un hotel de Jaipur.

Se que un secuestro ya era mucho a la lista de cosas que se venían sumando, pero fue real.

Mientras estaba por escaparme del hotel en donde me tenían metido, le pedí a Dios que me ayudará a salir de ahí y que cuando llegará al aeropuerto de la ciudad en la que estaba, que el primer boleto de avión que comprara fuera con destino a Bangalore, cerca de Puttaparthi en donde se encuentra el Ahram de Sai Baba, a quien uno de mis hermanos encarecidamente me había dicho que cuando necesitará ayuda De Dios le pidiera a Sai Baba que me ayudara y que incluso considerará ir a su Ashram.

Y Pues así lo hice!

Cuando logré escaparme de ese hotel, al llegar al aeropuerto y preguntarle a la persona encargada de la venta de boletos de avión a donde volaría su próximo vuelo, su respuesta fue a Bangalore y otro destino más que no recuerdo el nombre de ese otro lugar, eso en verdad me sorprendió y compré el boleto de inmediato.

Mi primera tarde en el Ashram mientras estaba en un festejo para Sai Baba, cerré los ojos decepcionado de que nada especial sucedía, incluso de ver que tenían A Sai Baba sentado en una silla de ruedas, se veía viejo y cansado, esa tarde estaban llevando a cabo una de las tantas celebraciones por el cumpleaños de Sai Baba.

Mi hermano me me había dicho que si llagaba a ir su Ashram, evitará hacerlo en los días en que se celebraba su cumpleaños, porque iba a haber muchísima gente y posiblemente me fuera muy difícil encontrar una cama disponible.

Para mi sorpresa, cuando fui era la temporada de su cumpleaños y la verdad no tenía ni idea de con que me toparía, lo que menos quería yo era estar rodeado por multitudes y justo me fui a meter a un lugar que estaba a reventar, parecía que estaba en el centro de una ciudad en una atracción turística y en un día festivo, en donde había realmente ríos de gente.

La primera noche que llegue ahí me corrieron, pues no había espacio para quedarse y ya no eran horas para poder hacer mi ingreso. Me sentí como cuando a un perro lo corren de un puesto de comida.

Al día siguiente por fin me pude registrar y tener acceso a un catre para dormir, esa tarde yo estaba al fondo del mandir (salón) esperando por unas palabras pronunciadas por Sai Baba, que me ayudarán, pero nada ocurría, solo bailes y recitales de niñas y niños de distintas partes de India. No se cuantas horas habían pasado, era muy aburrido y no entendía nada de lo que hacían, me recordaba los espantosos recitales de la primaria en los que tenía que participar.

Casi al final del evento relataron con un traductor la historia de un devoto de Sai Baba.

En el relato decían que antes de volverse un seguidor de Sai Baba, aquel hombre llevaba una vida muy materialista y en algunas partes del relato tenían semejanzas con lo que me había pasado a mi.

Cuando en el relato mencionaron, que aquel hombre estaba muy enojado con Sai Baba, porque si era tan santo y sagrado como le habían dicho que era, entonces ¿por qué le había sido tan difícil poder haber llegado ante su presencia?

A lo cual Sai Baba le respondió que él sabia todo lo que le había ocurrido y que se había tardado tres días en poder llegar ante él. Sai Baba lo había querido así porque ese hombre era muy soberbio y tenía que pasar por dificultades para que cuando llegara ante él, aquel hombre fuera más humilde.

Para mi fueron tres días muy difíciles, el escaparme del hotel fue una odisea, el vuelo se atrasó más de cinco horas, dos hombres en aeropuerto y durante el vuelo en el avión no dejaban de mirarme, me quedé sin ropa, porque al escaparme del hotel tuve que dejar mi maleta y pertenecías.

Cuando llegué a Bangalore no me daban hospedaje en ningún hotel, ahora pienso que tal vez se les hacia sospechoso que no tuviera maleta conmigo, aparte de eso no me querían dar de comer, pues parecía que había una especie de toque de queda para los restaurantes y lugares para comer, hasta que pude encontrar un lugar que vendía comida de forma clandestina cerca del hotel en donde si me dieron hospedaje.

La segunda noche al llegar al ashram me corrieron como a un perro y en el hotel que me hospede me cobraban mucho y el trato era muy impersonal.

Esa noche en ese hotel tenía muchas ganas de llorar por todo lo que venía procesando del día anterior, pero parecía que tenía una especie de estreñimiento lagrimal y por más que me esforzaba no salía nada.

Al tercer día cuando por fin pude entrar en el Ashram me dieron un catre disponible en un cuarto muy grande, el cual estaba a reventar de personas (varones) tal vez 50 personas, pero la mayoría estaban enfermos con tos, más que un cuarto para hospedarse parecía una enfermería en tiempos de guerra.

Se escuchaban quejidos, tos y uno que otro lamento, recordé las películas de guerra y pensé en alguna escena de películas de Vietnam o de la Segunda Guerra Mundial.

Cuando la persona que me llevo a mi cuarto vio mi cara de un asombro e incomodidad, me ofreció un cuarto privado para mi solo, sin personas enfermas tosiendo, ni quejándose y con mi baño propio.

Si le daba dinero extra él me daría un cuarto a un precio más barato que si lo hubiera contratado en la recepción.

¿Corrupción en un Ashram? no lo podía creer, se supone que era un lugar sagrado y todas las personas de ese lugar eran prácticamente santos, o al menos eso pensaba yo.

Fui tentado pero decidí quedarme en aquel cuarto con esas personas enfermas, regañé a aquel hombre y lo corrí, pues ya estaba entendiendo la forma de ser de los indios y como pueden hablarse duro unos a otros cuando no están de acuerdo en algo.

Aquel hombre se fue molesto porque no le dí ni siquiera propina y se fue diciendo algo que no pude entender.

Mientras escuchaba el relato de aquel hombre, mencionaron esos tres días de dificultades porque era un soberbio, entonces no pude más y de pronto mi ojos se empezaron a llenar de lagrimas de vergüenza por mi alto nivel de soberbia.

Cuando me escapé del hotel, diciéndole a Sai Baba que si era real me ayudará, pero también lo hacia con Dios, si eres real ayúdame.

Eso solo me hacia consciente de que mi nivel de prepotencia y soberbia, al querer poner a prueba a Dios, como si yo fuera alguien a quien se le tenían que cumplir sus caprichos.

Lo increíble fue, que ni siquiera estaba buscando a Jesús en ese momento, sino solo una respuesta de Dios para resolver todas mis inquietudes, una señal o algo que me diera sosiego. Y hasta ese momento nada había pasado.

Seguía con los ojos cerrados, hincado y mirando hacia el piso, de pronto y de la nada en un instante lo vi caminado hacia mí.

!Vi a Jesús caminando hacia mi! Venia desde el lugar en donde se encontraba Sai Baba, desde la zona del altar de aquel reciento, entre toda esa multitud que estaba ahí reunida, calculo que éramos más de 1,000 personas reunidas en ese momento.

De pronto mientras tenía los ojos cerrados desaparecieron todas las personas, el ruido que se escuchaba se hizo cada vez más lejano. Noté un resplandor, una luz venir de la zona del altar y después noté que se trataba de Jesús, aunque no lo veía con mis ojos físicos, no tenía ninguna duda, simplemente lo sabía.

En ese momento estaba yo solo en su presencia, lo único que podía ver al yo estar hincado mirando hacia el suelo, era a alguien caminando hacia mi con una túnica muy blanca y unas sandalias de cuero color café, había algo que no me permitía mirar hacia arriba. Solo podía mirar un poco arriba de su cintura.

No podía mover el cuello o la cabeza para mirar más arriba, de echo ni siquiera tenía fuerzas para hacerlo, me sentía exhausto y a punto de vencerme, porque veía y sentía la putrefacción en mi, esa soberbia tan grande.

Cuando llegó a mi, se paró a mi lado y puso su mano sobre mi hombro derecho y me dijo: entrégame todo, suelta todo lo que te lastima, toda la culpa, el enojo, el dolor, ¡suelta todo! Y a pesar de que estaba diciéndome que soltara, no quería soltar a esa chica que acababa de conocer, pero al decirme entrégame todo a mi, y lo pude hacer por fin, no pude contenerme más y comencé a llorar, anteriormente tenía los ojos con lagrimas de vergüenza, pero en ese momento fue poder llorar todo lo que se había acumulado y no había podido soltar en esos 10 años, desde que falleció mi amigo.

Fue la experiencia más liberadora que he tenido en mi vida. No sé cuánto tiempo estuve hincado llorando, pero cuando abrí los ojos nuevamente, fue porque un hombre me dijo que me levantara porque ya había terminado el evento y que ya no llorara más. En ese momento fue cuando volví en mí y me sentía tan ligero.

Busqué en Marruecos a Allah, en India a Shiva y fue Jesús quien me vino a rescatar y dar aquello que llevaba años buscando.

Una noche después de ese suceso, mientras caminaba por unos jardines del ashram pude sentir la presencia de mi amigo en un momento en el que nuevamente estaba cayendo en la auto lastima y la culpa.

Es impresionante como la culpa puede impregnarse a uno y no querer soltarse o uno no la quiere soltar, porque también le da un sentido y un propósito de vida a uno, como decía Viktor Frankl, sobre la búsqueda del sentido.

Pienso que la culpa y el ser la víctima me permitió darle un sentido a mi existencia, le dió importancia y un significado a lo que me pasó, algo con lo cual destacarme de los demás y por eso me aferre tanto a ella.

Cuando sentí a mi amigo, puede escuchar claramente que me dijo- si sigues como vas, culpándote, destruyendo tu vida, huyendo de ti !Entonces mi muerte si tendrá un peso sobre ti!

Pero si decides hacer algo con tu vida, algo constructivo y positivo con ella, algo que te ayude a tí y con lo que puedas ayudar a los demás! Entonces mi muerte no será muerte, sino que será vida! Pero eso depende de ti-

La misma noche que murió mi amigo, por poco también moría yo.

Estuve a punto de morir, de hecho si estuve entre la vida y la muerte, me volví a meter al lago para buscarlo, pero no lo podía encontrar, hasta que llego un momento en que me perdí en la oscuridad y el frio de ese lago y mientras me encontraba sumergido buscándolo sentí que mi pecho y mi espalda se hacían uno y comprimían a mis pulmones y corazón, como si me fuera a dar un paro no se si cardiaco o respiratorio, pero estaba desesperado y a punto de inhalar agua. El agua estaba muy fría al ser del deshilo del Volcán Popocatepetl. Pero sucedió una situación muy bonita con mi abuelo materno en ese momento que si la incluyo en estas lineas, esto tomará la forma de una novela y no una presentación de quien soy.

En resumen se me dió otra oportunidad y la estaba desperdiciando, llevaba diez años desperdiciando mi nueva oportunidad.

A partir de ese momento entendí que tenia que hacer algo que me trascendería a mi mismo, algo para darle un significado a la muerte de mi amigo, a ese ser que no nació y a mi vida. Y como él me dijo él- haz que mi muerte sea vida-

Es por eso me he dedicado a lo que me dedico, a intentar compartir un poco de la paz que conocí aquella noche en ese ashram. El acompañar a los demás, ser un canal de bienestar para los demás. Se y conozco lo que se es estar en la oscuridad y no encontrar una salida.

Estar rodeado de personas y sentirse inmensamente solo, como si hubiera un agujero negro en el interior que devorara toda palabra de aliento, ayuda y posibles soluciones.

Pero si soy sincero me ha faltado valor, porque no me he atrevido del todo a compartir esta experiencia, a compartir mi experiencia de lo que Dios es para y mi relación a mi forma con Jesús y como me salvó de mi mismo.

Es por un tonto temor a ser juzgado o tomado como un religioso fanático, de hecho no profeso ninguna religión, pero he de confesar que es a Jesús a quien le pido en cada sesión de sonido, en cada terapia de acupuntura, etc.

Que sea El quien sane, quien diga las palabras, pero no lo menciono por temor a ser rechazado, por el tabú que existe hoy en día al hablar o mencionar a Dios, pero descubro que muchas personas en secreto también lo quieren buscar, lo necesitan, pero nuestra soberbia de creer que no necesitamos de un poder superior, del poder que nos formó, nos dió la vida, nos sustenta, no es necesario, pero me doy cuenta que es tan necesario como el mismo aire que respiramos a cada instante.

Y también me da temor ser uno de aquellos que se mencionan en la biblia; que muchos dirán que sanan en su nombre, pero no es verdad y serán escupidos, porque serán falsos profetas.

Me he callado, porque la sociedad nos pide que seamos, pensemos y actuemos de una manera determinada, pero el llamado de cada persona es distinto y no es posible seguir lo que una sociedad enferma nos dicta, es necesario por eso encontrar quienes somos realmente.

Cada uno de nosotros tenemos un llamado único que venimos a realizar y reconozco que se necesita valor, coraje y determinación para realizarlo.

Hacerlo nos da libertad interna, confianza en nosotros mismos, fuerza y cuando logramos reconocer nuestros miedos, inseguridades, oscuridad y tenemos el deseo de mejorar, de cambiar, de salir de esa oscuridad, y aunado a eso le pedimos sinceramente a Dios su ayuda, para cambiar, créeme que de una forma u otra te mandará una palabra, a una persona, una señal, una lección o incluso un fracaso o enfermedad para que cambies el rumbo.

Algo para hará para hacerte saber que realmente te ama, que esta esperando a que tu decidas y lo dejes entrar en tu vida para que te de la fuerza y te ayude a levantarte nuevamente.

Desde mi experiencia es un amor que nunca había conocido antes, es un amor que no juzga y eso para mi es lo más increíble De Dios, en mi caso de Jesús:

Su amor, es un amor que no juzga y aunque fui de lo peor y aún tengo muchísimos defectos, fallas, dudas, El sigue ahí, a pesar de haber fallado tantas veces, de sentirme un fracasado, El sigue estando ahí.

Entiendo que en aquel cuarto de enfermos en el ashram, fui llevado ahí para ser sanado, pues entré a ese lugar enfermo de soberbia, enfermo de mi corazón, contaminado y yo mirando a esos hombres dolientes con un aire de arrogancia, creyendo que yo estaba sano y ellos me iban a contagiar, pero estar en ese cuarto era precisamente un lugar en el cual la enfermedad del alma y corazón era sanada y por eso también me enfermé del estomago y de la garganta y haber tenido el privilegio de estar compartiendo unos días con aquellos hombres desconocidos, aparentemente fuertes e independientes, fue de lo más bonito que me ha ocurrido, pues nos acompañábamos unos otros sin conocernos ni juzgarnos, sin importar la nacionalidad, idioma, color o religión.

De pronto podíamos de la nada comenzar a llorar, a limpiar, a sanar, éramos como niños acompañándose unos a otros.

Todos estábamos reunidos ahí por un propósito específico.

No te preocupes no trataré de convertirte o lavarte el cerebro, pero me doy cuenta que nos hace falta mucho la precedencia De Dios en nuestros día, porque con mi práctica como terapeuta y acupunturista veo cada vez a más personas, desesperadas, angustiadas, con ansiedad y ataques de pánico, solas, deprimidas, con pensamientos suicidas, etc.

Ponemos más atención e importancia en atender los aspectos intelectuales, el generar dinero y al aspecto físico de nuestro cuerpo, que es positivo para la salud, pero muy poca atención en la salud del espíritu.

Ponemos atención a el placer, a la satisfacción inmediata de los sentidos y de acuerdo a nuestros antojos del momento.

Pero la atención y nutrición de la parte espiritual es prácticamente nula.

O se ha vuelto una moda, en la que se abusa de plantas de poder, en donde cualquier persona se auto nombra chaman o cree que es un elegido De Dios como me pasó a mi. O se convierten en un lideres espirituales, pero hay que recordar que las modas son pasajeras.

Por eso mi intención en compartir este texto de esta manera.

Es una reflexión que en verdad espero que te sirva de algo…

En la que tu puedas analizar si algo de lo que escribí coincide contigo, con tus valores no sociales, sino los espirituales.

Que te atrevas a buscarte, a sanarte y busques a Dios como tu lo entiendas, pero no desde la razón, sino desde la experiencia, desde la inocencia y no desde un racionamiento intelectual.

Y que sepas que en realidad Dios esta más cerca de ti , aunque no seas religioso, creyente, o pertenezcas a otra religión, o te sientas la persona más indigna del planeta, la más sucia, El aún así, seas quien seas, esta esperando que lo dejes entrar en tu vida y que te atrevas a trabajar en ti, para salvarte de ti misma(o) para darte paz y que conozcas el amor verdadero.

Estoy consciente que me falta mucho trabajo y aún cometo muchos errores, poseo mucha soberbia, arrogancia y caigo en la duda.

Pero creo que si yo no abandono a Dios, Dios no me abandona a mi.

No creo que Dios busque personas perfectas, sino personas que quieran ser mejores, acercarse a El. Sinceras consigo mismas, honestas con Dios y no seres puros y blancos sin mancha, tampoco cínicos prepotentes que se crean más que Dios, como a mi me llegó a pasar, creer que era un elegido o alguien especial.

Ahora comprendo que no soy nada y a la vez soy muy importante, al igual que cada uno de nosotros lo somos. Somos muy especiales y en realidad somos elegidos, somos los elegidos para ser los heroes y salvadores, pero no de los demás, sino de nosotros mismos.

No soy una autoridad en el tema.

Pero lo que habló sobre el uso de intoxicantes como una forma de encontrar a Dios me hace recordar una cita de Vimanalanda, un Sadhu hindú que había hecho uso del alcohol y la marihuana como su forma de llegar a estados alterados de conciencia.

Pero en un momento de su vida se dió cuenta de algo muy importante y dijo:

“El mejor intoxicante de todos, es Dios” no necesitas nada más, solo a Dios, llega a intoxicarte de su amor y no necesitaras nada más.

Anterior
Anterior

Música

Siguiente
Siguiente

Los efectos curativos del sonido y la acupuntura